Hace unos meses mi Amo me regaló un collar que había encargado para mí. Tenía una chapa de plata en la que había grabado mi nombre de perra: cora.
Ese gesto me hizo sentir muy feliz, una manera preciosa de decirme que me ama y que confía en mí.
Es una correíta fina de cuero negro, que puedo llevar por la calle sin llamar la atención. Aunque no siempre lo llevo, sólo cuando él quiere. A mí me gustaría llevarlo siempre, incluso en el trabajo, pero él prefiere que no y ya está.

De todas formas, el collar no ha hecho de mí una perra perfecta y entregada sin barreras a Él. Los dos somos pareja en el "mundo real" y vivimos juntos. Esto hace complicado la convivencia bdsm que a los dos nos gustaría. Quien lo ha vivido, sabe de lo que hablo. No hemos aprendido aún a combinar las dos facetas de nuestra relación y la mayor parte del tiempo nos comportamos como pareja vainilla (esa palabra me hace mucha gracia jajjaa).
Ha sido iniciativa mía el empezar esto hoy y ahora, pero como le conozco bien, sé que le va a agradar bastante la idea. Incluso le voy a proponer que Él mismo incluya sus propias aportaciones, a ver si se anima.
Los dos tenemos mucho camino que recorrer y mucho muchísimo que aprender el uno del otro. Por mi parte, mi mayor deseo es convertirme en un espíritu moldeado a su medida y necesidades, sentir su presencia cada momento a mi lado, su dulce control sobre mí, ser valiente y capaz de satisfacer todos sus deseos con una sonrisa en la cara y el alma engrandecida.
Absolutamente todos. Y eso es lo difícil.
___________
1 comentario:
Hola cora!
Me ha encantado descubrir tu Blog y ver que también es posible tener una relación BDSM en la vida real.
Me gustaría escribirte a tu correo, si no te importa, y compartir experiencias.
Un saludo para los dos. :)
Publicar un comentario