martes, 7 de octubre de 2008

la realidad

Pues eso, que tal y como me imaginaba, ayer cuando llegué a casa después del yoga estaba tan cansada que no tenía ganas ni de hacer la cena.
Así se lo hice saber a mi Amo, quien me dijo que bueno, pero que cenar, teníamos que cenar. Así que me puse a preparar las setas a las nueve de la noche. Pero no hubo nada erótico en ello. Él también estaba my cansado.
Estuvimos viendo unos capítulos de una serie que nos está gustando mucho en la tele y yo me acurruqué en el sofá como todas las noches. Al ratito Él me echó la manta por encima, que ya empieza a refrescar, y me quedé dormida sin terminar de ver la serie.


La verdad es que me frustré bastante anoche al sentir que el peso del día nos ahogaba las ganas que horas antes nos consumían.
Mientras daba vueltas a las setas en la sartén con la cuchara de palo, se acercó a mí y me dijo que no me preocupase, que era normal tener días malos y de cansancio, y me llamó perra mía

Me encanta que me llame así... Sólo una palabra suya suavizó la noche y todo fue más tranquilo. Es tan hermoso sentirse amada de esa manera.....

lunes, 6 de octubre de 2008

a mi Amo

Amo, no sé si en algún momento llegarás a leer estas líneas. Estoy en la oficina, caliente como una perra, deseando llegar a casa para echarme a tus pies. Hacía tiempo que no sentía la sumisión tan intensamente. Ha sido un fin de semana muy intenso, muy profundo....

Lástima que la vida cotidiana nos atrape de nuevo... tú esta tarde a las 6 esperas la visita del cerrajero para que nos acristalen la terraza, yo tengo clase de yoga, luego las duchas y cenas.....


Me encantaría servirte la cena sobre mi espalda esta noche, sentir el cuchillo deslizarse suave sobre mi piel, pero el cuchillo de untar ¿eh? el que no corta.... ya sabes que la sangre me marea jajajja.

Tu esclava perra y puta te lo sugerirá esta noche..... espero que sea de tu agrado, mi Amo.

lunes, 29 de septiembre de 2008

O

Tengo que parar de leer la Historia de O. No puedo más. Me tiene exhausta y temblando toda la mañana. He tenido que meterme en el aseo de la oficina a relajarme un rato y a respirar hondo para encontrar de nuevo la serenidad para seguir introduciendo datos en el programa de contabilidad. Y para qué mentir, a satisfacerme un rato en silencio. No puedo parar y sin embargo debo hacerlo.


Es demasiado intenso, demasiado parecido a la vida, demasiado real, demasiada poca fantasía.

Antes de haber abierto la primera de sus páginas, siempre lo imaginé como una historia erótica más que, de alguna manera, había conseguido subir un escalón más alto que las demás. Ahora entiendo por qué. Me ha caldeado la sangre a fuego lento desde la primera línea. Señor, es todo tan llano, tan sencillo, salvando el tema castillo de Roissy por supuesto, pero quién sabe, quizá exista realmente un lugar así en alguna parte. Desearía tanto encontrarlo….

René, Sir Stephen, O, en la película me parecieron vacíos y algo sosos…… Éste es un ejemplo de cómo las palabras muchas veces dicen más que mil imágenes. Es imposible mirar una pantalla y sentir como O el calor de la chimenea sobre tu muslo izquierdo desnudo sobre la alfombra.

Sentada en la silla de mi trabajo he volado, doy gracias que nadie me ha reclamado en el rato que he viajado al piso de Sir Stephen, no sé qué hubiera sido capaz de responder.

No entiendo cuál es el poder de este relato. Pero mis músculos no dejan de temblar y mi mente es incapaz de regresar al mundo de las facturas.
Creo que es la poderosa batalla entre la entrega y la rebeldía.

No puedo con ella. Que dios me ayude.

viernes, 8 de agosto de 2008

Tito Pullo


Mi amiga sihaya y yo estamos enamoradísimas de Tito Pullo. A las dos se nos mojan las bragas bastante cuando vemos estas fotos.
Les estamos haciendo a nuestros amos unas muñequeras como las de Tito Pullo para que nos pongan mucho más cachondas y con ganas de arrastrarnos más ante ellos agradeciéndoles que nos dejen arrastrarnos.....

Quizá si no habéis seguido la serie de Roma, no lo comprendáis. No dejéis de disfrutarlo: hombres y amos como éste se ven pocos. Ojo, que no me refiero al actor, sino a Tito Pullo, personaje de ficción, pero muy real en mis fantasías más calientes.

Por cierto, la muchacha que aparece en algunas de las fotos es su esclava Irene, con la que más adelante se casa.

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miércoles, 6 de agosto de 2008

El Principio



Le encantaba mirar su piel erizada cuando tenía miedo.

Temblaba ligeramente. Ella intentaba ocultarlo; sin embargo, la cuerda alrededor de sus muñecas le impedía apretar los brazos junto al cuerpo, y eso le hacía temblar a ojos de cualquiera.

Pero ahí sólo estaba él para mirar.

Podía percibir el miedo en sus ojos, la humillación. Pero también podía percibir la gratitud en el fondo de sus pupilas, al fondo, muy al fondo, luchando por imponerse a la rabia.
Para poder verla bien hacía falta acercarse mucho a su cara, respirarle encima de la boca, pero, sí, mírala, ahí están la gratitud y su felicidad.
Ella hubiese querido salir corriendo a leer un libro, pero era sólo la rabia y ambos lo sabían. Ella no era así.

… por favor, enséñame…

Y ahí estaban, ella sudando, temblorosa, amarrada en la cama, él grande, cariñoso y seguro, con una correa de cuero en la mano…..bueno, esto último era sólo una precaución.

Era la tercera tarde de la misma rutina y no estaba cansado. No había prisa. Ella lo había pedido.

¿Estás segura?
… sí…

Cada tarde, al cerrar la puerta del mundo exterior, se encuentran los dos en su casa. Se desnudan y se duchan para dejar fuera todo lo de fuera y quedarse solos. Frente a frente. Habla cuanto tengas que hablar, hazlo ahora; luego tendrás que estar en silencio. Vacíate de fuera, coloca tu ropa y tu bolso en su lugar, míralo todo y vacíate. Te quiero para mí solo.

La toma de la mano y la coloca en una silla, las manos atrás y juntas. Ella ríe incrédula y gruñe al recolocarse las muñecas dentro de la atadura… así mejor…Se aleja unos pasos para mirarla. Y la mira.
La mira un rato indefinido y caliente.
Ella, mientras, siente un punto de calor moviéndose por su cuerpo y algo de vergüenza. No sabe dónde mirar ni qué hacer.... claro que tampoco hay mucho que hacer..... Pasan los minutos en silencio; el calor se hace insoportable.
Empieza a enfadarse y a reírse de sus propios nervios. Entonces él se acerca a ella riendo también y le acaricia una pierna despacio. Ese momento es en el que ella empieza a temblar y no va a dejar de hacerlo hasta la noche….

Le pasa la lengua por la cara y el cuello dejando un rastro húmedo en su piel que le provoca un escalofrío. Ya no hables. No tienes voz...

Se coloca frente a ella, frente a su cara. Se baja la cremallera. Abre la boca. Y ella abre la boca. Tiene una erección tremenda y no entra entera, pero no importa porque no se trata de eso. Se trata de que entre hasta dentro y se quede ahí quieta. Ella se esfuerza por mantener una respiración regular, pero no siempre lo consigue y le vienen arcadas. Él le sujeta con ternura la cabeza sin permitir que se aleje. Empieza a moverse, primero despacio, y más fuerte después. Ella se queda quieta, controlando que la lengua se adapte a los movimientos sin traicionarla, sin hacerla vomitar... Cada vez se mueve más deprisa, más y más y más y más ¡¡¡¡¡........!!!!

Trágalo, mi vida.

Una lágrima resbala por su mejilla a causa del ahogamiento. Y cuando puede volver a respirar, lo traga. Intenta sonreír pero tiene las comisuras de los labios pegajosas y le cuesta.

Se acerca de nuevo a los ojos de ella y el brillo que encuentra le hace retroceder. Huele a semen y a gloria.

Se marcha del salón y ella le escucha trastear en la nevera.... Con gusto le daría un buen trago a la botella de agua, que ella misma había rellenado por la mañana. Gime para llamar su atención. Los pasos se acercan y en lugar de agua recibe una bofetada.

Que te calles.

Se sienta en el sofá y enciende la televisión. Antes ha girado la silla para que ella no pueda mirarle. Le ha introducido un trozo pequeño de tela en la boca y lo ha sujetado con un pañuelo anudado en la nuca. Déjame tranquilo un rato.

Estaba empezando a quedarse dormida cuando escucha el golpe seco de un cajón en el dormitorio. Pasos. Se le ha dormido el brazo derecho. Levanta la cabeza y él está de nuevo frente a ella. Antes de que pueda tratar de sonreír a través del pañuelo recibe una nueva bofetada, ahora en el otro lado de la cara. Él le agarra del pelo y tira hacia atrás obligándola a mirar hacia el techo. Tantea buscando el pezón izquierdo y cuando lo encuentra lo aprieta con los dedos, lo estruja, lo deforma, ella cierra los ojos para sobrellevar los pinchazos; a cambio, la fuerza del tirón del pelo se duplica. Mira a tu amo. Y ella mira a su amo con los ojos muy abiertos. Corrientes de dolor se expanden desde su pecho y su brazo por todo el cuerpo, la recorren entera en oleadas, siente cómo va soltando líquido entre sus piernas. Se sonroja el cuerpo de vergüenza, no quiere mirarle, no quiere seguir con esto, quiere un sándwich de nocilla y un vaso de leche, tiene miedo, no le gusta. Le pican los ojos de lágrimas calientes. Pero él sigue sintiendo en ellos la gratitud a lo lejos y aprieta con más fuerza su carne......



Ha traído el collar. Le recoge el pelo con una mano y con la otra se lo abrocha dejando la anilla en la parte de atrás. Anuda una cuerda y vuelve al sillón. Luego, a intervalos, tira de ella para impedirle respirar. Eres mía, ¿lo ves? Respiras cuando yo quiero. Ella tiembla en la silla y solloza ligeramente. ¿No lo crees? ¿No lo crees? Se acerca y le coloca un dedo bajo la nariz. Es un aroma maravilloso. No respires. No se asusta, y deja de respirar. Más fluido entre sus piernas, más latidos de la sangre, la visión se nubla, más fluidos, el corazón se acelera, la mira a los ojos, dime, quién es el más fuerte, ella aprieta la lengua contra el paladar, no quiere respirar, la vergüenza de disfrutar le da mucho calor, quiere llorar, se le escapa aire.... ¡no!
Cae el primer correazo sobre el muslo, lo cual hace que tiemble sin ningún tipo ya de control. El segundo cae sobre un pecho y éste rebota varias veces en el aire antes de tomar un tono rosado. Suspira ruidosamente para llenar los pulmones.

¿Lo ves?
¿Lo ves como te gusta?

Mete una mano entre sus piernas y ella tensa los músculos involuntariamente. El puño gira y resbala entre la humedad. Ella gime de placer y miedo. De si misma. De abandonarse. Está llorando de miedo. No le gusta y se estremece. Mira a su amo con una mezcla de desafío y de súplica. Desea parar... o mejor, desea que él piense que quiere parar. No quiere, o sí, sentir placer de esta manera. Es humillante. Pero su cuerpo ha empezado a hablar por ella y no calla, no calla y se deshace entre sus piernas.

Tirando de la cuerda sujeta a su cuello la conduce al dormitorio y la lanza sobre la cama. Ella cae bocabajo, las manos aún atadas a la espalda.
Deshace las ligaduras y la sujeta con las manos y los pies estirados hacia cada poste de la cama. Antes de cubrirla entera con una manta le mira el vientre tembloroso y sonríe. Mi perrita asustada.
Y se va de casa.

Ella se queda debajo, respirando aire caliente, indignada, confusa ¿dónde se ha ido?, indefensa, traga saliva con sabor a tejido, estoy harta. Y vuelve el latido lejano entre las piernas y el nudo en la garganta. Cabrón ¿y si me pasa algo? No me dejes aquí...., no se atreve más que a pensarlo, de todas formas sigue amordazada, no tiene sentido esforzarse más.

Han pasado muchos bombeos de sangre y muchos suspiros cuando escucha la puerta. No sabe que él ha estado en el descansillo del ascensor, leyendo una novela. Nunca la dejaría realmente indefensa.... pero ése es su secreto, porque

Le encanta mirar su piel erizada cuando tiene miedo.

Puede percibir el miedo en sus ojos, su humillación. Pero también percibe la gratitud en el fondo de sus pupilas, al fondo, muy al fondo, luchando por imponerse a la rabia.

Es la tercera tarde de la misma rutina y no está cansado. No tiene prisa. Ella lo ha pedido.
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martes, 5 de agosto de 2008

Mi Nacimiento

Hace unos meses mi Amo me regaló un collar que había encargado para mí. Tenía una chapa de plata en la que había grabado mi nombre de perra: cora.

Ese gesto me hizo sentir muy feliz, una manera preciosa de decirme que me ama y que confía en mí.

Es una correíta fina de cuero negro, que puedo llevar por la calle sin llamar la atención. Aunque no siempre lo llevo, sólo cuando él quiere. A mí me gustaría llevarlo siempre, incluso en el trabajo, pero él prefiere que no y ya está.


De todas formas, el collar no ha hecho de mí una perra perfecta y entregada sin barreras a Él. Los dos somos pareja en el "mundo real" y vivimos juntos. Esto hace complicado la convivencia bdsm que a los dos nos gustaría. Quien lo ha vivido, sabe de lo que hablo. No hemos aprendido aún a combinar las dos facetas de nuestra relación y la mayor parte del tiempo nos comportamos como pareja vainilla (esa palabra me hace mucha gracia jajjaa).

Ha sido iniciativa mía el empezar esto hoy y ahora, pero como le conozco bien, sé que le va a agradar bastante la idea. Incluso le voy a proponer que Él mismo incluya sus propias aportaciones, a ver si se anima.
Los dos tenemos mucho camino que recorrer y mucho muchísimo que aprender el uno del otro. Por mi parte, mi mayor deseo es convertirme en un espíritu moldeado a su medida y necesidades, sentir su presencia cada momento a mi lado, su dulce control sobre mí, ser valiente y capaz de satisfacer todos sus deseos con una sonrisa en la cara y el alma engrandecida.

Absolutamente todos. Y eso es lo difícil.
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